Cuando a un sarrio le dan a elegir entre cola de león o cabeza de ratón, saluda al mozo y se va a comer a otro lado.

Los sarrios nacidos en Boedo, amantes del fútbol, se dirigen todos los domingos (a la medianoche) al estadio a alentar por su equipo con la boca en el corazón y colgados del dintel de su puerta, repitiendo siempre dos palabras, aclarando cuándo podrán levantar finalmente la Copa Libertadores.

Los sarrios veranean en el Mälstrom.

Los sarrios se valieron de Mola-Ram para vengarse del delator.

Los sarrios le hicieron los cimientos a la casa de Usher.

Para un sarrio la felicidad es incognoscible dado que el vaso está dentro de una caja herméticamente cerrada y no se sabe si está mitad lleno, mitad vacío o en ambos estados al mismo tiempo.

Para que un sarrio recupere su visión de la realidad, debe tener un spin de 1 3/4.
Caso contrario, quedara atrapado en el triangulo de la muerte, cuya suma de los angulos interiores no es 180...es mucho peor.